Abbie (Carlstein) Gregg (promoción de 1974) recuerda haber renunciado a usar guantes de laboratorio durante su investigación de pregrado en el MIT. No había ninguno lo suficientemente pequeño para ella, en una época en la que los hombres universitarios superaban en número a las mujeres en el campus en una proporción de 15 a 1. Aun así, era la primera vez que conocía a otras mujeres interesadas en la ingeniería y la tecnología, y rápidamente encontró un lugar en el Departamento de Metalurgia (ahora Ciencia e Ingeniería de Materiales). Cuatro décadas después, Gregg ha forjado una carrera diseñando salas blancas y laboratorios para la fabricación e investigación de semiconductores en todo el mundo. (Cómo usar) toallitas de poliéster para salas blancas en una habitación limpia.)

En el MIT, Gregg se sintió atraída por los semiconductores. Para su tesis, ella y sus colaboradores enviaron cristales semiconductores al espacio en el Skylab de la NASA para probar la teoría de que la gravedad causa irregularidades en el crecimiento de los cristales, lo cual, según predijeron, provocaría defectos en el funcionamiento de los circuitos a medida que los chips se volvían más complejos. "Trajimos los cristales a la Tierra, los medimos y, efectivamente, eran completamente uniformes", recuerda; mientras que los que habían cultivado en la Tierra "presentaban todas estas irregularidades". Gregg posteriormente retomaría este trabajo como un "experimento mental" para una empresa aeroespacial que exploraba la fabricación de dispositivos en el espacio.

Tras su paso por el MIT, Gregg trabajó en Fairchild Semiconductor para mejorar su proceso de fabricación. Gracias a las conversaciones con los trabajadores, «me interesé por el entorno construido y por optimizar tanto el factor humano como el rendimiento del producto», afirma.

Gregg comenzó diseñando plantas de fabricación de semiconductores y pasó unos 10 años como "adicta a las startups" en diferentes compañías antes de fundar Abbie Gregg, Inc. La firma completó unos 850 proyectos, principalmente para laboratorios universitarios, industriales y gubernamentales, antes de ser adquirida en 2019 por AM Technical Solutions (donde Gregg es ahora directora de tecnología). Se esfuerza por crear espacios seguros, funcionales y estéticamente agradables, con abundantes ventanas y luz natural. "La gente no instala ventanas en las salas blancas porque dice 'No queremos ver un entorno industrial'", dice Gregg. "Pero si una sala blanca no se ve bien, algo falla; está mal planificada o no se le da mantenimiento".

Uno de los proyectos favoritos de Gregg la trajo de vuelta a sus orígenes: el MIT. Realizó la planificación y el diseño iniciales de las salas blancas y los laboratorios de MIT.nano, el nuevo hogar del MIT para la investigación en nanotecnología. Poco después de su inauguración, visitó el campus para su 45.ª reunión en 2019. "Me detuve a observar a los recién graduados asomarse al edificio y mostrárselo a sus padres", recuerda. "Fue una sensación increíble. Ese es mi legado".